Desde hace casi cinco meses soy mamá.
[Nunca inicio frase con “soy...”,
nunca me describo-limito de ese modo,
pero ser mamá ahora es
determinante, lo es todo, de hecho].
Es tan intenso que es como si hubieran
pasado cinco siglos.
No logro recordar cómo era la otra, la
de antes.
Bueno, sí, la reconozco a veces
queriendo asomarse,
pretendiendo dictar sentencia,
insegura disfrazada tras interminables
discursos mentales,
necesitada aferrada a libros,
conceptos, abstracciones sublimes
que huía de mis bajos, de mis centro,
de mi verdadero poder,
que tan pronto los exageraba como que
los reprimía,
sin saber honrarlos en su plenitud
avasalladora
pero tierna, vulnerable, dulce, amable,
nutricia y amorosa al mismo tiempo.
A veces quiere asomarse pero enseguida
es cercenada por esta yo animal que se ha instalado en mí y no me
suelta
ésta de ojos sagaces que ve en la
oscuridad,
ésta que ve con claridad todo,
absolutamente todo
y huele, gusta, gime, chilla, borbota,
ríe desaforada y primaria,
ésta de pelvis y pecho palpitante y
generoso,
ésta que es sabia y antigua y primera
y última,
y no tiene límites y comulga con lo
que hay alrededor
genuina, salvajemente.
Adoro esta yo animal que soy,
siento su calor, su poder, su
desmedida,
su voracidad, su loca mandíbula
depredadora,
y también siento su inmensidad...
No tengo palabras, las olvidé -yo, que
tantas sabía:
sólo me queda lo básico, lo
estrictamente necesario para sobrevivir,
como Uma, el instinto, la distinción
dentro de tanto “cuerdo”,
los ojos desorbitados de animal
salvaje,
el oído fino ante posibles
depredadores,
la mandíbula loca de morder,
las tetas inmensas de nutrir,
el vientre y la pelvis aún abiertas de
alojar,
caderas y gran culo para sostener a mi
cría,
tacto sensual para acariciar,
lengua glotona para lamer
pies descalzos y piel desnuda para
conectarme con Mamá Tierra...
Y honro a la Vida, a la Tierra, a la
Madre que me parió,
a la Abuela que la parió y a todo el
Linaje que nos precedió,
y a ellas me entrego y en ellas me
inmolo con gusto.
Honro a todas las mujeres dadoras de
vida, mamíferas, salvajes y animales,
honro a la apertura, al desgarro, a la
sangre y a la leche.
Honro a la Creación siendo yo
creadora.
Y me honro a mí, que soy tú, que soy
todas,
Puérperas Absolutas...
Os amo!